Se ve que con este chico no existe la palabra imposible. Es cierto que al final no ganó y que ni siquiera tuvo opciones reales en los últimos hoyos de lograr la victoria en el Masters de Augusta, pero Jon Rahm se las arregló para abrir una puerta este domingo que ayer estaba cerrada con cuatro cerrojos y ocho pestillos.
Porque sí, porque Jon tuvo motivos a lo largo de la vuelta para soñar con una posible victoria en Augusta, porque el momento se generó, porque realmente faltaron apenas dos detalles para haberse metido hasta la cocina en la pelea. Dos detalles. No más.
Justo cuando hizo el birdie en el hoyo 13, pateando para eagle, se produjo el cataclismo de los partidos estelares en el amen córner. Molinari, al agua; Finau, al agua; Koepka, al agua; Poulter, al agua… Así, de pronto, Rahm pasaba de estar a cuatro golpes del liderato a ponerse a dos. Sí, a dos golpes de la cabeza y con cuatro hoyos por delante. Cierto es que a él le quedaba menos margen, pero aún debía pasar por el 15 y el 16 y un final explosivo podía darle el triunfo.
Todo sucedió tan rápido que seguramente ni el propio Jon llegó a ser consciente de que se puso a mirar de frente a la Chaqueta Verde. Salvó un gran par en el hoyo 14 y cazó el green del 15 de dos. Estaba lejos de la bandera, pero era una buena oportunidad. Finalmente hizo tres putts y acabó con par. Quizá fueron estos dos detalles. Ese birdie que se escapó en el 15 y el hoyo en uno en el 16. Porque Jon pegó un golpe magistral en el último par 3 que no entró de milagro. Se asomó. Pero no cayó. Por el mismo precio pudo haber entrado.
O quizá fueron otros detalles… Como el putt de birdie que se le escapó en el 1, o los tres putts del hoyo 6, o el golpe del 3, que se fue demasiado largo… Quién sabe. Es golf. Todo esto es normal en una vuelta, pero realmente no estuvieron nada lejos de alinearse los planetas. De lograr un domingo mágico para la historia. Su historia. No la de Tiger. O quizá fuese que el único putt realmente largo, de cuatro metros, que ha metido en los últimos 54 hoyos, fue el de par hoy en el 14. Nada. Dos detalles y Rahm habría estado codo con codo disputando la Chaqueta Verde con Tiger en el hoyo 18.
Hay que quedarse con eso. Son ya dos años seguidos en los que Jon ha estado con opciones el domingo. Son dos años demostrando con creces que puede ganar en Augusta. Que se conoce el plan. Que está cómodo. Que incluso sin disfrutar de su mejor versión en toda la semana, ha tenido opciones. Hay química entre Augusta y Rahm. La mirada del de Barrika luce de color verde. Es cuestión de tiempo.
Suma ya siete rondas seguidas bajo par en el Masters y cinco de esas siete han sido por debajo de 70 golpes. Hoy rubricó una tarjeta de 68, la tercera mejor del día, y la cuarta bajo par de la semana. Sólo Tiger, Dustin Johnson, Brooks Koepka y Rickie Fowler, ojo a los nombres, han jugado también bajo par los cuatro días. Suma dos top ten seguidos en el Masters. Jon es uno de los elegidos de Augusta.