A finales de los años 80 las tierras de labor de la Montaña alavesa sufrían una enfermedad que impedía el cultivo de la patata, la gente joven emigraba a otros lugares.
Había que buscar nuevas alternativas de desarrollo que impidiesen la despoblación y la decadencia de estas zonas rurales, había que implicar a la población en busca de proyectos que evitasen la decadencia y el despoblamiento total de la zona.
En 1990, técnicos de la Diputación Foral de Álava, junto personas pertenecientes al ámbito rural viajaron a Irlanda y vieron campos de golf en zonas que habían corrido el mismo peligro que la de la Montaña Alavesa. Contaron a las gentes de Urturi lo visto en su viaje y se comenzó a forjar la construcción de un campo de golf en Urturi .El proyecto contemplaba la creación de puestos de trabajo tanto directos como indirectos lo que evitaría la despoblación.
La Institución solicitó a los vecinos la cesión de terrenos a cambio de una renta anual.
Contactaron con la empresa de Severiano Ballesteros y se pusieron manos a la obra.
Pero: ¿Quién jugaría en aquel campo de golf?
En Álava el golf era un deporte al que apenas jugaban un par de grupos de personas en los campos de Zuia y Larrabea, desconocidos para la mayoría de la población.
Se vio, por otra parte, que la construcción del campo de golf de Urturi tardaría 2 ó 3 años.
Dos o tres años en esas circunstancias y con un futuro sin jugadores… Había que hacer algo. Así fue como Lagrán entró en escena cediendo terrenos del ayuntamiento y, con ayuda de la Caja Vital , de un profesional del golf, así como una serie de vecinos de la zona (cinco en concreto) que se formaron como monitores a la vez que colaboraron en la construcción del campo de golf de Lagrán que comenzó a formar jugadores en 1992. En marzo de 1993 Lagrán comenzó a funcionar como campo de nueve hoyos y en julio se dieron las primeras salidas para los 18 hoyos del campo de Urturi.